Para aprender algo tenemos que poder atender, concentrarnos en ese tema, sentir curiosidad por eso, es decir apropiarnos del problema, desarmarlo, desmenuzarlo, romperlo para traducirlo en nuestras palabras, reorganizándolo y apropiándonos, apoderarnos de él para poder usarlo en diferentes circunstancias. En este proceso hay tres momentos: la atención, la memoria (inscripción) y elaboración (armado de nuevos pensamientos).
En el aprendizaje hay que considerar: al alumno, el rol de la familia, la relación con el maestro, el grupo de compañeros, los contenidos escolares, el método de enseñanza y los ideales sociales, la valoración de la enseñanza que se le trasmite al niño.
Las dificultades pueden ser multiples, estar referidas a uno a varios de los aspectos que intervienen en este proceso, pero casi siempre estan ocultando, recubriendo otra cosa, un síntoma mucho más profundo que se expresa a través de estos problemas.
La condición interna del niño para acceder al aprendizaje adquiere una relevancia especial, ya que este proceso tiene que ver con el proceso de su constitución y formación como persona y de las alternativas y circunstancias que ocurran durante este desarrollo. En el proceso del aprendizaje los padres y adultos que están con el niño cumplen un papel fundamental, ya que a través de ellos él comienza a conocer el mundo; empezar a adquirir la noción de bueno de malo, de fantasía y de realidad, de tiempo, la posibilidad de abstraer, de distinguir los colores, etc. La manera en como se procese o no ese aprendizaje, previo a la escolaridad, es lo que va a pronosticar y hasta garantizar el desarrollo intelectual posterior del niño y su desempeño en la escuela.
De manera muy general, estas son algunas de las cuestiones que se presentan en relación con el aprendizaje, dificultades que pueden dejar de serlo en la medida en que detectemos cual es la conflictiva y cuáles son las intervenciones adecuadas a cada caso.
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